FUE DETENIDO EL 12 DE AGOSTO
El exgendarme acusaba desde su canal de YouTube a la jerarquía militar argelina de enriquecerse con todo tipo de trapicheos
Por Ignacio Cembrero01/11/2021 – 05:00 Actualizado: 01/11/2021 – 08:33
Mohamed Abdellah, exgendarme de 33 años, desembarcó el 21 de agosto pasado en el puerto de Ghazaouet (Argelia) en un ferry, fletado por el Ministerio del Interior español, tras ser expulsado de España, adonde había migrado irregularmente en noviembre de 2018. A su llegada, fue inmediatamente detenido.
Abdellah puso pie en Argelia, tras casi tres años de exilio entre Alicante y Vitoria, justo cinco días antes de que el ministro de Energía argelino, Mohamed Arkab, comunicase a las autoridades españolas el cierre del Gasoducto Magreb-Europa, por el que España recibía el grueso del gas que consume. Aunque está dirigida contra Marruecos, esa decisión causa también un serio perjuicio a España.
Este exsargento de la Gendarmería era una de las ‘bestias negras’ del régimen de Argel por las denuncias que efectuaba, a través de las redes sociales, de la corrupción en las Fuerzas Armadas de su país. En YouTube tenía 265.000 seguidores y en Facebook, casi 130.000.
El sargento Abdellah ingresó en la Gendarmería en 2013 y, al poco tiempo, fue destinado a la frontera con Túnez, donde operaba las cámaras de vigilancia. Constató, según su relato, la corrupción, el contrabando de armas y petróleo auspiciado por oficiales de alto rango del cuerpo militarizado al que pertenecía. Empezó a denunciarlo, pero le invitaron a hacer la vista gorda o, mejor aún, a sacar provecho de los tráficos ilícitos que observaba.
Abdellah desertó y, como tantos argelinos, emigró irregularmente a España en noviembre de 2018. Cuatro meses después, cursó en Alicante una solicitud de asilo político. Fue también entonces cuando empezó a formular sus denuncias a través de las redes sociales. Recibió amenazas de presuntos agentes argelinos que le anticiparon que nunca obtendría el asilo. El año pasado, logró grabarles y el vídeo que subió a las redes obtuvo más de cuatro millones de visitas.
La fiscalía militar le acusó, en mayo de 2019, de revelación de secretos de la defensa nacional, transgredir sus obligaciones castrenses, insultar a las Fuerzas Armadas y al presidente de la República. En marzo de 2020, la Justicia argelina lanzó además una orden de detención internacional contra Abdellah y otros tres disidentes exiliados por pertenencia a “una organización terrorista” y “socavar el orden público, la seguridad y la estabilidad del Estado”, según el diario ‘El Watan’, de Argel. La organización tachada de “terrorista” es el movimiento Rachad, islamista, pero no violento y empeñado en dialogar con la oposición laica. Su líder, Mohamed Larbi Zitout, reside en Londres, donde está la sede del movimiento.
De los cuatro disidentes reclamados por Argel, solo el exgendarme afincado en España fue expulsado a su país. Fue detenido el 12 de agosto cuando acudió en Vitoria a hacer un trámite administrativo. Una orden cursada por Interior le condujo primero a un Centro de Internamiento para Extranjeros y más tarde al ferry que le trasladó al pequeño puerto de Ghazaouet.
Dos días después de su desembarco, Abdellah compareció ante un tribunal. La grabación de su llegada esposado a la audiencia, custodiado por agentes de la brigada de investigación de la unidad policial antiterrorista, fue emitida por la televisión argelina. Ahora está en prisión preventiva en la cárcel de Kolea, en el este del país, a la espera de ser juzgado por un tribunal militar.
No es la primera vez que el Ministerio del Interior español complace a los países vecinos entregándoles a opositores. Hussein Bachir Brahim, saharaui de 29 años, desembarcó de una patera en Lanzarote en enero de 2019. Tenía la intención de solicitar asilo, pero a la semana fue devuelto a Marruecos. El Tribunal de Apelación de Marrakech le condenó, en noviembre de ese año, a 12 años por el asesinato de un joven marroquí durante una pelea entre estudiantes en la universidad de esa ciudad. El activista saharaui siempre negó los hechos y su defensa alegó que no existía ninguna prueba de cargo que avalase la acusación.
Otros disidentes magrebíes se han librado de la extradición porque han huido de España mientras se estaba tramitando. Es el caso, por ejemplo, del islamista marroquí Hassan Bakir. Pese a gozar del estatuto de refugiado político en los Países Bajos, el Consejo de Ministros español tomó, en octubre de 2011, a propuesta del ministro de Justicia, Francisco Caamaño, la decisión de seguir adelante con el procedimiento de extradición solicitado por Marruecos.
Cuatro años antes, el excoronel Mohamed Samraoui, número dos del contraespionaje argelino en los noventa, también escapó de España a escondidas. Pese a ser refugiado político en Alemania, fue detenido a petición de Argelia cuando había viajado a Benalmádena para jugar un torneo de ajedrez y se empezó incluso a tramitar su entrega. Salió de España en una línea regular de autobús.
El servilismo de Interior con los vecinos magrebíes de España contrasta con la actitud más protectora de las instituciones españolas con los exiliados procedentes de países dictatoriales de América Latina, a los que se les ha ayudado incluso a salir de su país legalmente, pero también a escondidas.